martes, 23 de diciembre de 2008

CARACTERÍSTICAS DE LA POBLACIÓN

ESCUELA ANTONIA SANTOS SEDE D, BARRANCABERMEJA
Los niños y niñas que durante el 2008 cursaron el grado de transición en la escuela Antonia Santos, sede D, de la Institución Educativa Técnico Superior Industrial de Barrancabermeja, son 30 chicos que están entre los 5 y 6 años; se podría decir que son numerosos por las condiciones de las aulas, del clima y por la carencia de recursos materiales para el desarrollo de las actividades propias de este nivel.

Se observan más niñas que niños y en ese sentido, diferencias en los comportamientos de los grupos, en las primeras, un poco más de orden en cuanto a tonos de voz, a manejo de los espacios, de los muebles; en los segundos, mayores movimientos por el aula, los niveles de sonido en el aula, altos; convivencia con mayores índices de conflictos presentados por situaciones sencillas pero permanentes. En general, son chicos alegres, juguetones.

Todos estos niños y niñas pertenecen a familias de condiciones socio-económicas poco favorables, que viven en barrios catalogados en los estratos 1, 2 y 3. En este contexto la mayoría son niños hijos de aseadoras, secretarias, profesores, enfermeras, entre otros. Los padres trabajan en diferentes profesiones, algunos de estos ellos estudian en la universidad y dejan a sus hijos a cargo de las abuelas. Algunos niños cuentan con la suerte de tener a mamá en casa, porque sólo papá devenga sueldo y mamá se dedica a las labores del hogar, lo cual favorece pues tienen tiempo para orientar tareas; otros pasan sólo con el televisor y unos pocos los dejan jugar en la calle con los vecinos. Su situación económica es apretada pero no precaria, tienen para lo necesario, la mayoría tienen papá y mamá velando por ellos.[1]

En esas circunstancias, los hogares característicos son los conformados por familias extensas donde tíos, abuelos y padres o sólo uno de ellos habitan en un mismo hogar dando lugar a la circulación de personajes por la escuela cuando son convocados para informes o trabajos escolares que requieren su presencia, en caso que asistan a dichos llamados de la maestra o de la escuela. Familias que conviven en espacios reducidos con la mínima infraestructura básica; familias que si tienen las posibilidades de recursos materiales, las de compartir los tiempos, es escasa; en este sentido, la maestra trabaja con dificultades pues siente que el apoyo no corresponde al requerido

Los entornos sociales que recorren los niños y niñas para llegar a las escuelas son diversos y ricos en estímulos o textos pero en soportes distintos al papel; igual sucede en los hogares, el material que circula por lo general son imágenes, textos discontinuos, formatos diversos, entre otros; en la escuela, el formato en papel es el que prevalece en términos de fotocopias o cartillas; la experiencia social desde la casa y la escuela en el lenguaje se centra en la oralidad y en la aproximación a formas narrativas como el cuento breve, los versos cortos de estrofa tipo copla; en ese contexto verbal, las maestras afirman que los niños son pesados en el lenguaje con desarrollos psicomotores que los alejan de aquello que las maestras y los padres llaman “buena letra”.

Estos niños que tienen mucha disposición para el juego y para la formación de grupos son orientados por maestras jóvenes, dispuestas a enseñarlos a leer y a escribir que generalmente planean sus clases en colectivos y se reúnen para compartir los desarrollos y seguir en la nueva organización de la semana o del mes que viene; así es la población que vive el grado cero y que en el 2009, se promueve a primero.

[1] Tomado del cuadro de situaciones de oralidad de la compañera Amparo Vecino, quien trabaja en la escuela donde se va a ejecutar el proyecto colectivo en el 2009.

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